CORRELACIÓN DE LA NUEVA VERSIÓN DE CLASIFICACIÓN GENÉTICA DE LOS SUELOS DE CUBA CON LAS CLASIFICACIONES INTERNACIONALES Y NACIONALES:

UNA HERRAMIENTA ÚTIL PARA LA INVESTIGACIÓN, DOCENCIA Y PRODUCCIÓN AGROPECUARIA.

INSTITUTO NACIONAL DE CIENCIAS AGRÍCOLAS (INCA)

INTRODUCCIÓN

En el mundo se han desarrollado diferentes escuelas y clasificaciones de suelos. En síntesis se puede decir que surgieron 3 escuelas principales de clasificación de suelos: Ruso-soviética, Norteamericana y Europea Occidental, encabezada esta última por Francia (Hernández et al., 2004). Debido a la diversidad de bases y principios en la clasificación de suelos, surgieron numerosos esquemas y distintas clasificaciones, de esta forma se tiene actualmente que hay alrededor de 28 clasificaciones nacionales (como por ejemplo la China, la de Rusia, la de Brasil, la de Cuba, etc.) e internacionales (como la Soil Taxonomy, el Referencial Pedológico Francés, el World Reference Base) de clasificaciones de suelos en el mundo.

Por estas razones, la FAO, conjuntamente con otras organizaciones como ISRIC y la Sociedad Internacional de Ciencias del Suelo, desde 1960, comenzaron una serie de acciones para lograr un lenguaje único en la clasificación de suelos, que sirva de referencia para el intercambio de tecnologías, el conocimiento de las características de los suelos de una y otra región, etc. Primero fue la elaboración del Mapa Mundial de Suelos 1:5 000 000, con una leyenda acordada entre los especialistas del mundo, después la llamada Leyenda revisada (FAO, 1988) y finalmente el World Reference Base for Soil Resources (Spaargaren et al., 1994; Deckers et al., 1998; Driessen et al., 2001), que se logra adoptar como sistema mundial en el Congreso Mundial de Suelos de Montpellier, Francia en 1998.

Dentro de esta complejidad, Cuba, nuestro país, es de las pocas naciones que cuenta con un sistema propio de clasificación de suelos; incluso se plantea que la clasificación de suelos de Cuba es ejemplo de clasificación de suelos tropicales (Krasilnikov, 2002). Nuestra clasificación de suelos, como es conocido se inició con los estudios de Bennett y Allison en 1928, los cuales elaboraron el sistema norteamericano de aquellos tiempos, de Serie y Familias de suelos. Debido al poco interés que existió por los gobiernos en Cuba, de la época capitalista, este sistema de series y familias no se amplió a una cartografía de suelos que sirviera a los intereses de un desarrollo agrícola en el país. También debemos destacar, que en Estados Unidos en los años 1959 y 1960, este sistema de clasificación de suelos, en Series y Familias de suelos, cambió por completo, desarrollándose un nuevo sistema que constituye hoy día la conocida Soil Taxonomy, pero debido al bloqueo impuesto a nuestro país desde 1960, esta tecnología no estuvo a nuestro alcance, por lo que poco a poco, el sistema antiguo de Series y Familias de suelos de Bennett y Allison (1928), resultó insuficiente al desarrollo que exigió el país posterior al Triunfo de la Revolución en 1959.

Además de lo anterior, con el Triunfo de la Revolución cubana, en Cuba comenzaron a introducirse los criterios de la escuela genético-geográfica de clasificación de suelos, por el apoyo de especialistas de la República Popular china, antigua Unión Soviética, Francia, España y Cuba. Así como todos conocen, bajo la dirección del Instituto de Suelos se elabora la llamada Clasificación Genética de los Suelos de Cuba, con varias versiones de la misma, a medida que se va conociendo mejor la génesis y características de nuestros suelos.

De esta forma surge la primera versión aplicada al mapa genético de los suelos de Cuba, escala 1:250 000 (Instituto de Suelos, 1970, 1973; Hernández, 1966; Hernández et al., 1971; Ascanio, 1967). Posteriormente, por las nuevas demandas de la agricultura en Cuba, surge la necesidad de elaborar un mapa de suelos más detallado, que sirva a la planificación regional y provincial del desarrollo agropecuario del país, por lo que se elabora la 2da. Clasificación genética de los suelos de Cuba (Instituto de Suelos, 1975), que se aplica en el mapa de suelos de Cuba 1:25 000 (Dirección Nacional de Suelos y Fertilizantes, 1990), y también, en la docencia e investigación. Debemos destacar que esta 2da versión de nuestra nueva línea genética de clasificación de suelos, fue adoptada nacionalmente, rompiendo con la antigua línea morfológica de Series y Familias de suelos.

Entre los años 1980 y 1990, se hicieron algunos aportes a la 2da. Clasificación Genética (Instituto de Suelos, 1980; Hernández et al., 1988), y en la conferencia nacional de clasificación de suelos, celebrada en 1984, se pudo ver que con los nuevos resultados en las investigaciones y del servicio de suelos en el país, era necesario continuar el desarrollo y mejoramiento de nuestra clasificación. Este problema se pudo constatar con la asistencia de una delegación cubana (A. Hernández, A. Cárdenas, J.L. Durán, N. Medina y O. Ascanio) a la Conferencia Internacional de Clasificación de Suelos en Alma Atá, antigua URSS, en 1988. En esta conferencia pudimos evidenciar que la antigua línea genética de clasificación de suelos, se mejoró e hizo más precisa, con la inclusión de los horizontes y características de diagnóstico a la clasificación de suelos, en relación con su génesis.

De esta forma, en 1992 comenzamos un proyecto de investigación que trajo como resultado la elaboración de una Nueva Versión de Clasificación Genética de los Suelos de Cuba. Esta versión se terminó en 1994 y resultó Premio Nacional de la Ciencia Cubana (Premio CITMA Nacional), publicándose en 1999 (Hernández et al., 1999).

Desafortunadamente a pesar de que hace más de 10 años que se preparó esta nueva versión, mucho más precisa y rica en clasificar nuestro suelos, ella aún no se aplica en el Servicio de Suelos ni en la docencia nacionalmente (solamente se aplica en los proyectos de investigación), y en la mayoría de los casos los especialistas siguen trabajando con la 2da clasificación genética.

Por otra parte, nuestros especialistas están constantemente impartiendo cursos e intercambiando con especialistas de otras países, sobre todo de América Latina, donde se utilizan otros sistemas de Clasificación de suelos como son la Soil Taxonomy, la leyenda revisada de la FAO y el World Reference Base. Por estas razones, estimamos que preparar una correlación de la nueva versión de clasificación de suelos de Cuba con estas clasificaciones internacionales, y con las nacionales más conocidas (2da clasificación y clasificación de series y familias de suelos), resulta un material de consulta muy útil a nuestros especialistas, tanto en las investigaciones, como en los servicios, docencia y la producción agropecuaria, lo cual constituye una racionalización que presentamos en este trabajo.

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